Portal de la Egiptología Cubana

El espacio de difusión de la actividad científica y cultural del Grupo para el Estudio y la Promoción de la Egiptología en Cuba

Egiptología en Cuba

La Egiptología es —con sorpresa— una ciencia preterida en Cuba, a la que aún se le debe una mayor atención desde la academia, en especial por la existencia de colecciones arqueológicas importantes procedentes de aquella nación del norte de África, con la que mantenemos profundos lazos de amistad a lo largo de varias décadas y, especialmente, por la hermandad cultivada entre los líderes Fidel Castro Ruz y Gamal Abdel Nasser, que perduran hasta nuestros días.

La fascinación por el Egipto antiguo en todo el mundo debe mucho a la invasión de Napoleón a aquel país en 1798, que propició la publicación de algunas obras científicas como la monumental Descripción de Egipto en 24 volúmenes, y los posteriores descubrimientos que tuvieron su cúspide en 1922 con el hallazgo de los tesoros de Tutanjamón en el Valle de los Reyes por Howard Carter.

Ya en Cuba desde mucho antes había cautivado a algunas personalidades destacadas de la aristocracia, como lo demuestra el viaje de los santiagueros Emilio Bacardí y su esposa Elvira Cape a la tierra del Nilo en 1912, desde donde importaron una momia (como carne seca, según registros de aduana) y otros artefactos, incluyendo algunas falsificaciones. Atraída por los «encantos» el rey niño, la poetisa Dulce María Loynaz visita su tumba en Lúxor en 1927 y escribe su famosa Carta de Amor al Rey Tut-Ank-Amen. El coleccionismo de antigüedades alcanza notoriedad a partir de la década de 1940, cuando el acaudalado pinareño Joaquín Gumá (conde de Lagunillas) inicia la adquisición de piezas de arte clásico y egipcio, llegando a amasar un impresionante catálogo, que hace público en mayo de 1956 tras cederlo al Museo Nacional.

La colaboración con el Campo Socialista atrajo a finales de la década de 1970 a la egiptóloga polaca Jadwiga Lipińska, quien produjo el primer catálogo de presentación de las colecciones egipcias atesoradas en Cuba, publicado en Alemania en 1982. Otros investigadores del ramo han visitado la Isla desde entonces en varias ocasiones, como el Dr. Christian Loeben, que ha asesorado desde la década de 1990 la colección egipcia del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), y no puede dejar de mencionarse al arqueólogo Zahi Hawass, quien fuera jefe del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto entre 2002 y 2011, y que fue recibido aquí en el año 2008 junto al entonces ministro de Cultura egipcio Faruk Hosni, propiciando una vía de intercambio cultural entre ambos países.

La inexistencia de una carrera universitaria o cátedra científica desde la academia relacionada directamente con la Egiptología, ha relegado a la periferia los estudios de esta ciencia multidisciplinaria en el país, quedando en manos de algunos profesionales y aficionados del Grupo para el Estudio y la Promoción de la Egiptología, y con el amparo del Departamento de Investigaciones del MNBA, el destino de los esfuerzos por llevar al público cubano todo el acervo de aquella cultura milenaria desde una perspectiva científica.

Colecciones Egiptológicas en Cuba

Los cubanos tenemos el privilegio de contar con dos colecciones arqueológicas de acceso público que atesoran antigüedades egipcias, una en la capital y la otra en el oriente del país. Ambas iniciadas en la actividad coleccionista privada; la primera, en su mayor parte, fruto de la gestión sistemática de Joaquín Gumá Herrera, el conde de Lagunillas, quien reunió un excepcional tesauro de arte antiguo, y la segunda, originada en un viaje del ilustre santiaguero Emilio Bacardí Moreau a Egipto. Otras donaciones exiguas y puntuales conforman el patrimonio arqueológico egipcio en suelo cubano.

Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana

En todo el mundo, muchos museos albergan colecciones de reliquias de la antigua civilización egipcia. Es bien sabido que algunas de estas colecciones se han convertido en importantes atracciones turísticas.

Otras son lo que se podría llamar colecciones sorpresa, casi desconocidas, aunque no completamente, incluso para la mayoría de los académicos en el campo. Una de esas sorpresas es la colección egipcia del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana. La impresionante variedad de objetos abarca todos los aspectos de la antigua civilización egipcia, incluyendo cerámica, relieves, estelas, estatuas, papiros, escarabajos y objetos de uso diario. Entre los verdaderos puntos destacados se pueden mencionar la fina cabeza de piedra de una estatua del dios Amón, algunos fragmentos de relieves del Nuevo Reino, un juego completo de vasijas canópicas de alabastro y una copia del llamado Libro de los Muertos de calidad excepcional.

R. J. Demarée

Entre las colecciones actualmente en exhibición en el edificio de Arte Universal, Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, se encuentra el Arte de la Antigüedad, que alberga 664 piezas pertenecientes a cinco culturas antiguas del Mediterráneo: Asia anterior, Egipto, Grecia, la civilización etrusca y Roma. Esta valiosa colección es considerada por muchos expertos y especialistas como la mejor y más completa de su tipo en América Latina, no solo por la calidad de sus piezas, sino por la gran variedad de materiales y tipos artísticos que la componen. Esta parte de las posesiones del museo es conocida como la Colección del Conde de Lagunillas, en honor al coleccionista que reunió la mayoría de sus reliquias.

La colección egipcia incluye 114 valiosas piezas de indudable valor artístico, como un conjunto de vasijas de alabastro, esculturas de piedra y bronce, extenso equipamiento funerario y una magnífica colección de relieves y estelas de tumbas de funcionarios egipcios. Dentro de la colección que se exhibe hoy en día, destacan por su importancia y calidad de fabricación una cabeza del dios Amón en basalto negro del Periodo Tardío, una escultura de Osiris, un excelente conjunto de vasijas canópicas en alabastro egipcio y un papiro del Libro de los Muertos que data de la dinastía 21.

Aymée Chicuri Lastra

Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau, Santiago de Cuba

Primera institución de este tipo abierta en Cuba, fundado el 12 de febrero de 1899 gracias a los esfuerzos de Emilio Bacardí. Desde su creación hasta 1928, radicó en varios inmuebles que resultaron inapropiados para las funciones museológicas, por lo cual se propuso construir un edificio con características y capacidad necesarias para los fines propuestos que devino en el primero de su tipo en el país.

Atesora valiosas muestras de la cultura precolombina, del arte nacional y de la historia cubana, entre estas últimas, un frac que perteneció al Héroe Nacional de Cuba, José Martí, y objetos personales del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes. Declarado Monumento Nacional en el año 1999.

Se encuentra en la calle Pío Rosado (Carnicería) número 552 entre Aguilera (Marina) y Heredia (Catedral), en pleno centro histórico urbano y se distingue por su fachada ecléctica decorada con elementos neoclásicos.

En la sala de Historia se hallan exponentes estrechamente relacionados con las luchas independentistas y en la de Arquitectura existen varios atractivos, entre ellas una momia egipcia traída por los mismos fundadores del museo y las momias paracas del Perú.

Tomado de: Portal del Ciudadano, Santiago de Cuba